Va cambiando de rumbo la etapa en la que la explotación y generación de energía no renovable se situaba como la mayor fuente de energía mundial. Hoy en día la transición hacia las energías renovables ya es un hecho.
En la actualidad, ya desde el 2020, donde vivimos una situación fuera de lo normal, fue el año donde las energías renovables se impusieron por primera vez en la historia al resto de energías. Y, aunque el parón que hubo en los transportes o lugares de producción por el confinamiento tuviese algo que ver en esto, también fue un año donde se destaca el incremento de capacidad productiva de energía solar en España. Todo ello, junto a la creciente concienciación de la sociedad por el cuidado del medio ambiente, y el precio del consumo energético, se convierten en bases fundamentales para que el cambio o transición a energías más limpias llegue en unos años.
Crecimiento de las energías renovables
Ya sea en los congresos políticos, en las empresas o en la educación en los colegios, el cambio climático esta cada vez más presente en las conversaciones y concienciación de la sociedad.
Además, a parte de lo que conlleva para las generaciones futuras cuidar del planeta, se nos presenta la gran ventaja de poder ahorrar en las facturas energéticas con la utilización de este tipo de energía. Este aliciente, junto a los siguientes factores, hacen que se consiga desarrollar la transición hacia un mundo más sostenible:
- Acuerdos europeos a nivel mundial, con los que se pretende reducir las emisiones de CO2 casi hasta la mitad, y promover energías más limpias como la eólica o la solar, entre otras.
- Los proyectos de construcción e instalación de las zonas donde se vaya a producir energía renovable implican nuevos puestos de trabajo, fomentando el desarrollo económico de la zona.
- Actualmente los costes de instalación y producción de esta energía han ido disminuyendo, y aunque el desembolso inicial suela ser algo elevado, la rentabilidad y eficiencia que aportan a largo plazo la convierten en una muy buena inversión.
En definitiva, poco a poco se va fijando el rumbo hacia el cambio energético, estableciéndose estrategias tangibles como las que podemos ver expuestas en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) para los próximos años (2021 – 2030).
El cambio de la generación de electricidad
Las mayores emisiones de carbono que hoy en día existen en el planeta siguen ocurriendo a la hora de producir energía o la forma en que se produce esa energía.
Cada país cuenta con su proyecto particular a la hora de llegar a esos objetivos de energías limpias fijados a nivel mundial. Así que, dependerá de la forma en la que se produzcan esos cambios en la producción de energía en cada país, la posible consecución de esos objetivos. Actualmente, hay numerosos estudios que confirman que en el 2050 existe la posibilidad de que la generación de un 80% de la energía mundial fuera con renovables.
En cada país recurrirán a las posibilidades que les puedan ofrecer sus recursos. Por ejemplo, países donde haya un alto porcentaje de energía hidroeléctrica tendrán una alta capacidad para abastecer todo su territorio con esta energía, como Noruega. Otros países, por ejemplo, con ríos en donde fluya con potencia el agua y tengan bastantes horas de luz, podrán enfocarse en esos elementos. De hecho, algunos como Bélgica, donde gran parte de su energía se produce de manera no renovable, también piensan sustituirla por eólica, solar u otras fuentes. Definitivamente, hay numerosas posibilidades, tanto en países con grandes recursos económicos para financiar el cambio, como otros con menores capacidades, ya que cada vez se consigue reducir más los costes de instalación en este tipo de energías, llegando a ser más asequibles de lo que se puede pensar.
Sustitución del carbón por energías renovables
Uno de los mayores ejemplos de esta transición es la inversión de 600 millones por parte de Endesa para sustituir su central de carbón en Portugal por energías renovables. Es un proyecto en el que se pretende construir un gran huerto solar para producir aproximadamente unas 1500 toneladas de hidrógeno verde al año, asegurando a su vez los puestos de empleo ya existentes y creando otros nuevos.
Esta gran empresa pretende reducir progresivamente las emisiones con la descarbonización de sus instalaciones, llegando a eliminarse completamente en 2050.
En Greenheiss apostamos por esta transición, ayudando a implementar sistemas que utilicen energías renovables en todos nuestros proyectos.