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Situación actual del futuro de la energía renovable en la UE

Situación actual del futuro de la energía renovable en la UE
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El futuro de la energía renovable en la Unión Europea está cada vez más claro y concreto. Desde hace años, se vienen dando pasos en este sentido, pero recientes acontecimientos como la pandemia o los conflictos bélicos, con el consiguiente problema del gas, han acelerado el proceso. Así, el organismo europeo ha comenzado a perfilar su futuro energético.

 

El nuevo reglamento sobre redes transeuropeas de energía

El pasado 16 de mayo, se aprobó en Bruselas el nuevo reglamento sobre redes transeuropeas de energía (TEN-E, por sus iniciales en inglés). Establece los criterios que organizarán el futuro energético de la Unión hasta 2050, año en que esta pretende ser neutral en huella de carbono.

Por tanto, está centrado en el despliegue de energías renovables y de redes de distribución para ellas, al tiempo que excluye a las fósiles como el gas o el petróleo de acceder a fondos europeos. Asimismo, el nuevo reglamento pretende armonizar el panorama energético de todos los países comunitarios creando un auténtico mercado común de la energía para ellos.

Con objeto de lograr todos estos objetivos, esta nueva normativa simplificará y agilizará todos los procesos necesarios para desarrollar proyectos limpios de creación energética. Pero tampoco se olvida de su distribución. Concretamente, presta especial interés por las redes inteligentes de distribución de gas y por el desarrollo de redes marinas.

Concretamente, para adaptarse a los nuevos retos del cambio climático, renueva y amplia las infraestructuras que se podrán beneficiar de ayudas europeas. Entre las más valoradas se hallan las redes eléctricas marinas, las infraestructuras de hidrógeno y otro tipo de redes inteligentes.

El reglamento transeuropeo es fruto del acuerdo alcanzado en el Parlamento de la Unión el pasado mes de diciembre. No obstante, su aprobación acaba de producirse y tan solo resta que salga publicado en el Diario Oficial de la Unión Europea para que entre en vigor.

España participa en varios proyectos prioritarios de infraestructuras energéticas. Por ejemplo, la conexión entre el norte y el sur del continente a través de redes de distribución eléctrica que envíen energía procedente de renovables, un plan en el que se incluyen todos los países mediterráneos de la Unión.

En este sentido, nuestro país también figura en el proyecto de creación de redes para distribuir la energía procedente de la eólica marina. Este engloba la instalación de parques offshore en el Océano Atlántico, puntos de almacenamiento energético, despliegue de electrolizadores para conseguir hidrógeno a partir del agua y redes de distribución de hidrógeno.

Pero, en el marco del futuro desarrollo de la energía renovable, España también está dando sus propios pasos. Vamos a ver algunos de ellos.

 

Transición imparable hacia las energías limpias

Todas las comunidades autónomas españolas están avanzando hacia el nuevo escenario, pero Baleares ha ido un paso por delante al proyectar su propio Plan de Transición Energética y Cambio Climático. De momento, solo han presentado su borrador, pero con él pretenden sentar las bases para un modelo económico sostenible, sin carbón y respetuoso con el medio ambiente.

Entre sus principales objetivos, está reducir las emisiones en un 40 % para el año 2030 y alcanzar la neutralidad climática en 2050, como pide la Unión Europea. Concretando aún más, el plan del Gobierno balear prevé cuotas quinquenales para la progresiva llegada de energías renovables introducidas por tecnologías.

Así, ya en 2030, pretenden que el 35 % de la energía total consumida en su archipiélago sea limpia. Y, finalmente, lograr que lo sea el 100 % en 2050. No obstante, estos objetivos se adaptarán a las necesidades de cada isla y de sus principales sectores productivos.

 

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España, a la vanguardia en energía fotovoltaica

No obstante, si en algo va nuestro país a la vanguardia es en energía fotovoltaica. Con la crisis de suministros, se están incrementando exponencialmente los power purchase agreement (PPAs), es decir, los contratos que ofertan electricidad a precio fijo y a largo plazo.

En cuanto a los PPAs solares, también están aumentando sus precios, si bien mucho menos que los de otras energías. Según el último informe publicado por la consultora LevelTen, el percentil 25 de estos precios en Europa sobre la solar y la eólica se ha incrementado un 8,6 % durante el primer trimestre de 2022, llegando a un precio medio de 57 euros el megavatio hora.

Pero lo que más nos interesa respecto a España es que LevelTen ha revisado 333 precios de 157 proyectos de energías renovables en 14 países de Europa. Y nuestro país presenta el coste más barato en energía solar fotovoltaica, con un precio de 38 euros el megavatio hora. Tan solo Finlandia, con 38,50 y Suecia, con 40,13, son capaces de hacerle sombra.

Y todo ello cuando el precio diario de otras fuentes energéticas en el mercado mayorista está alcanzando cifras de récord. Por ejemplo, el pasado 8 de marzo, marcó un coste medio 544,98 euros el megavatio hora. Pero es que, además, hubo momentos ese día en que costaba 700.

Es evidente que España cuenta con muchas horas de sol y, por ello, le resulta más fácil obtener energía fotovoltaica. Sin embargo, otro país mediterráneo como Italia no es capaz de plantear competencia con el nuestro. Y Portugal entregó unos precios de 45 euros.

No obstante, los trámites burocráticos están ralentizando todavía el aprovechamiento de esta energía en España. Según LevelTen, que cita datos obtenidos de la Unión Española Fotovoltaica, más de 73 GW de proyectos de aprovechamiento del sol están en fase de construcción o conexión a la red en nuestra nación. Pero solo un 18,6 % de ellos cuenta ya con las licencias correspondientes de construcción y autorización ambiental.

Por eso, sería deseable que las administraciones agilizasen estos procesos burocráticos. De lo contrario, podría darse el caso de que tengamos suficiente materia prima para obtener energía fotovoltaica, pero no bastantes infraestructuras para aprovecharla.

En conclusión, esta es, a grandes rasgos, la situación actual del futuro de la energía renovable en la UE. Es necesario acelerar todos sus procesos para evitar problemas de abastecimiento a corto plazo.

 

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