Cuando nos quejamos que cada vez pagamos más de electricidad, gas… , no nos falta razón. Sin embargo, si tiramos de estadística, hay aspectos que no dejan de ser sorprendentes. Y es que si se compara el crecimiento de población que ha habido en los últimos 20 años con el crecimiento del gasto de energía, resulta que este último ha crecido 5 veces más que el número de personas. Por ello, os explicamos algunos trucos para ahorrar en calefacción que siempre vienen bien para aplicar en el día a día.
Gastamos más energía por persona que antes. Y si gastamos más, es lógico que cada vez paguemos más.
Sobre el consumo energético en España, recientemente el IDAE publicó su informe anual centrado en el sector residencial. En él aparecen datos muy interesantes y esclarecedores sobre, por ejemplo, el tipo de instalaciones de calefacción que hay en las viviendas y los hábitos de consumo de energía.
De la mano de esos datos, os traemos algunas conclusiones y consejos que os ayudarán a reducir el coste que mensualmente dedicas a calentar vuestra vivienda. ¡Comenzamos!
Resulta que del consumo total de energía que se realiza en los hogares, casi el 50% se corresponde con la calefacción. Lejos de este %, en segunda posición (con un 20%), aparece la suma del consumo de todos los electrodomésticos. Sobre la importancia de la eficiencia en los electrodomésticos, se ha escrito y dicho mucho en los últimos años, sin embargo, como vemos, es en la calefacción en donde hay el mayor margen de reducción de consumo ya que es el área que más demanda requiere.
Por tanto, conocer qué factores son los que más influyen en el gasto en calefacción es lo que realmente nos ayudará a controlar y reducir el gasto. Os contamos los 2 que consideramos que son los más importantes: El tipo de combustible y los hábitos de las personas.
El tipo de combustible de la calefacción
¿Sabéis qué fuente de energía es la que más se utiliza para calentar las casas?: La electricidad, con más del 46%. Justamente, la electricidad es el sistema de calefacción más caro (mayor coste por kWh térmico), tal y como recoge «Nergiza», portal web especializado en energía.
Sobre los datos de este gráfico hay que hacer dos puntualizaciones:
- Si hay una fuente cuyo precio fluctúa mucho, esa es el Gasoil. Actualmente está prácticamente en mínimos, pero su coste se puede disparar durante la vida útil de la instalación y prácticamente situarse junto al de la electricidad.
- El Gas y los Pellets tienen un coste similar. Sin embargo, el gas tiene unos costes fijos mensuales (término fijo potencia, alquileres…) independientemente del consumo que se realice. Esos costes no están incluidos en esa gráfica, así que en el cómputo total el coste sería mayor que si se usa Pellets.
La conclusión es clara, la calefacción mediante Aerotermia es la que tiene un coste más reducido, seguida de la Biomasa. Si tu instalación se basa en electricidad y sustituyes la misma por un equipo de renovables, amortizarás la misma en muy poco tiempo.
Por cierto, solo el 2% de las viviendas usan actualmente renovables para calentar sus viviendas.
Cómo usar la calefacción para ahorrar
La mayoría de los equipos de calefacción son programables, lo que permite poder configurar la temperatura de manera automática según la franja horaria. Sin embargo, hay 2 dudas que muchas veces se presentan:
¿Qué hago mientras estoy en casa? y ¿Cuándo no se está o durante la noche, cómo ahorrar más en calefacción, apagando la calefacción o dejándola encendida a una potencia más baja? A ambas preguntas responde el IDAE con recomendaciones.
Mientras se está en casa, la temperatura se debe programar a 20º-21º. Si ya ha anochecido, se recomienda bajar las persiana y correr las cortinas para ayudar a mantener el calor.
Cuando no se está o mientras se duerme por la noche, depende principalmente del aislamiento de la vivienda:
- Si la vivienda no tiene un buen aislamiento y pierde mucho calor por la noche, lo mejor es dejar encendida la calefacción, programándola a 17º
- Si el aislamiento de la casa es correcto, lo más eficiente es programarla para que se encienda justo antes de que nos vayamos a levantar.
Se dice que una mala programación puede suponer un sobre coste de hasta el 15%, así que imaginaros si también hay margen de ahorro si cambiamos algunos hábitos.