La biomasa es definida por el Diccionario de la Energía como la «Masa de origen orgánica, no fósil, de origen biológico«. La Directiva Europa 2001/77/EC por su parte establece que es «aquella fracción biodegradable de los productos, residuos y residuos de la agricultura (incluido sustancias vegetales y animales), forestales incluidos sus industrias, así como la fracción biodegradable de los residuos industriales y municipales”. Todo ello se usa en distintas formas para calefacción, ya sea con leña o en forma de pellets. Hoy explicaremos cómo ver la calidad de los pellets para asegurarnos de aprovechar al máximo su poder calorífico.
Esas masas o fracciones orgánicas, y por tanto biodegradables, se utilizan como combustible para que las calderas y otros equipos puedan generar calor y energía. Existen varios tipos de biomasa que se utilizan como combustible para usos térmicos. Los más comunes son los pellets, leña, astillas y otros restos orgánicos como huesos de aceituna o cáscaras de avellana o almendra.
Todos comparten un denominador común: la calidad de la materia prima es esencial para conseguir mayor poder calorífico y un funcionamiento óptimo de los equipos. Hoy nos centraremos en la materia prima para la calefacción de pellets.
La calidad de los pellets
Son un biocombustible estandarizado a nivel internacional; pequeños cilindros de madera comprimida 100% natural diámetro de pellets 6 mm y longitud 1 a 3 cm (según la EN PLUS) procedentes de restos de cortas y subproductos de la primera transformación de la madera (serrines, viruta, leña, etc).
En el proceso de pelletización no se usa ningún producto químico sino un simple prensado a altas temperaturas consiguiendo que la madera haga de aglomerante sin pegamento ni sustancia química alguna, más allá de su propia lignina. Es indispensable que no incluyan aditivos, aglutinantes ni residuos de barniz o pegamento.
«Los pellets por su uniformidad, certificación, facilidad de almacenamiento y suministro son una de las opciones de combustible de biomasa más extendidas «
Ventajas de los pellets
- Gran poder calorífico y reducido grado de cenizas (menor mantenimiento).
- Ocupan poco espacio y su suministro es más sencillo (normalmente en sacos envasados de 15 kg hasta los Big Bag de 1Tn o el granel)
- Facilidad para encontrar un proveedor cercano.
- No es un producto estacional y es fácil de conseguir.
- Alimentación a las calderas más sencilla con posibilidad de aspiración neumática.
- Precio bastante estable.
- Dispone de normativa aplicable y garantías de los fabricantes de calderas.
Desventajas de los pellets
- Es más caro que otros combustibles como la leña o las astillas, ya que requiere de unos procesos para su generación.
- Tienen que guardarse en un lugar seco, ya que al contacto con el agua se convierten en serrín, y pierden sus propiedades.
- Su uniformidad hace que en ocasiones se puedan enmascarar malas materias primas. Este inconveniente se subsana eligiendo siempre pellets de la máxima calidad, que aunque son más caros, permiten que los equipos rindan al máximo con una mayor garantía de durabilidad y un menor mantenimiento. Sin duda aquí es aplicable el dicho de «lo barato sale caro».
Certificación sinónimo de garantía y fiabilidad
Las características principales de los pellets -y su calidad- van en función de la normativa que cumplan. La normativa de mayor influencia en España es la EN 14961-2 que regula la certificación de la producción de pellets en todas sus fases, desde su cadena de producción hasta su distribución al cliente final.
Junto a esta normativa estatal, existen una serie de certificaciones a nivel europeo que determinan la calidad del pellets: ENplus®, la norma austriaca Onörm M 7.135 (2000) y la alemana DinPlus y Din 51.731 (2000).
El sistema de certificación de calidad más extendido es el ENplus®. Se basa en el estándar internacional ISO 17225-2 y en él se dividen a los pellets de madera para usos no industriales en tres calidades: A1, A2 y B.
La clase A1 representa pellets de madera virgen y residuos madera sin tratar químicamente, con bajos contenidos en cenizas, nitrógeno y cloro. Los combustibles con un contenido ligeramente más alto en cenizas, nitrógeno y/o cloro estarán dentro de la clase A2. En la clase B se permite utilizar también madera reciclada y residuos industriales aunque en ambos orígenes no se acepta maderas que hayan sido tratadas químicamente y de hecho hay valores máximos muy estrictos para los metales pesados.
Si utilizamos pellets no certificados o de baja calidad podemos encontrar sorpresas desagradables y problemas críticos en la caldera como incrustaciones, obstrucciones, erosión y corrosión por varios problemas, pero sobre todo por los elevados contenidos de álcalis en las cenizas y otros elementos en cantidades superiores a las recomendables como potasio, cloro o azufre.